martes, 17 de julio de 2007

El diseño es una elección.

por Robert Maldonado.

Sin aspiración de definición académica, podemos decir que diseñar es elegir cuál es la solución que construiremos entre infinitas soluciones válidas para un problema.

Cuando un cliente nos plantea un problema y nos pide un diseño –“quiero un logotipo” por ejemplo– nos plantea el desafío de decidir cuál es la mejor de todas las construcciones posibles para intentar dar solución a ese problema.

La metodología de diseño que fuimos adquiriendo desde que decidimos estudiar una carrera nos da la capacidad de ir seleccionando entre todas las posibilidades, entre todos los matices, entre todas las tonalidades, cuál es la solución que mejor se adapta a los requisitos y restricciones del problema “quiero un logotipo”.

Es ahí donde nos diferenciamos de los operarios de programas, más baratos, más rápidos y supuestamente más competitivos. Ellos hacen lo que el cliente les pide, sin hacer pregunta alguna, sin posibilidad de discernimiento ni elección, sólo hacen, sin saber si esa es la solución real del problema.

El diseñador elige, se plantea la solución, trata de no dejarse llevar por las modas y los gustos de los clientes.

¿Qué es buen diseño y qué es un mal diseño?

Elegir es renunciar a algo, es un canje en donde se puede tener todo o no tener nada. Porque buscar una solución de diseño no es una cuestión de azar es una cuestión de elección.

El Diseñador, se arma de las herramientas necesarias para tomar las decisiones que su convicción, conocimientos, experiencia y olfato le indican. Convirtiéndose en el personaje indicado para la solución de dicho problema.

Contratar un diseñador es decidir contar con una solución, elegir la mejor solución. Tener un buen diseño también es una elección del cliente.

¡Usted elige!.